Delicioso cruce de Continentes


Estambul

Europa o Asia?
Los dos?
Difícil definir Estambul.
Si uno ve la historia esta nación ha estado en casi todos los grandes momentos de la humanidad y creo que en el futuro seguirá apareciendo.
Desde la llegada a un aeropuerto moderno y un taxi al centro histórico impecables, se siente rápido el dinamismo de la ciudad.

Después conforme uno se va metiendo en la vida de la ciudad ya no es tan fácil. Esta es una ciudad organizada de manera milenaria por el agua que primero la separa en dos continentes y luego la sección Europea es dividida por el Cuerno de Oro.
Los barcos y los puentes hacen un poco la labor pero dejan que las diferentes secciones guarden su personalidad.

Sultanahmet
La sección clásica, las enormes mezquitas, los palacios, el museo y sus enormes sarcófagos, el bazaar, la muralla, la cisterna, las miradas penetrantes y descaradas de los hombres sobre las extranjeras.
Esta zona religiosa y ortodoxa es el primer contacto que tengo con el Medio Oriente y con el Islam (fuera de Francia!). El impacto es extremo pero no de manera negativa, es un conjunto de mensajes espectacular que hace miles de años viven los hombres que viajan entre dos mundos que no se entienden a pesar de tantos intercambios; tal vez porque simplemente no se quieren entender.

Inmediatamente en el hotel tengo contacto con dos de los habitantes más constantes de este lugar, los gatos. La ciudad esta llena de ellos, quienes con pasividad extrema se desplazan acostumbrados a la gente y cualquier gesto es suficiente para que se dejen acariciar y querer.

Llego un poco sesgado a esta parte de la ciudad en cuanto a informaciones porque en mi sed de lectura de los últimos meses caí presa de las rebajas literarias y leí «Inferno» de Dan Brown, el cual transcurre en etapas importantes en Estambul. Pronto me hago una imagen mental menos cinematográfica pero no menos impresionante. Por cierto, no recomiendo demasiado el libro, hay una o dos ideas interesantes pero en la forma es el Código Da Vinci reciclado.

Beyoglu
Si uno baja la colina hacia el mar y cruza el puente Galata, respirando olores de pescadería y observando la larga fila de cañas esperando pescar algo, se llega a la otra parte de la ciudad. La moderna, la innovadora, la de la Plaza Taksim y sus inconformes reprimidos, los bares de fiesta, los restaurantes de moda pero lo más importante: la tienda de dulces «Karaköy Güllüoglu».
Este lugar es una especie de cafetería que vende dulces Turcos como el Baclava o el Börek. A-lu-ci-nante!! El hambre y la pérdida de peso por viajar alrededor de la tierra llegaron hasta acá.

Finalmente está la parte Asiatica de la ciudad, se le llama Anatolia y está un poco olvidada. Tradicional e inevitable es subirse al ferry y cruzar pero una vez del otro lado no hay mucho que ver y eventualmente las calles lo regresan a uno al puerto.

Puedo escribir horas sobre esta ciudad, esta saturada de mensajes, de religiones y de hábitos diferentes a los míos pero hasta cierto punto son cosas que ya sabíamos y que esperaba. La mejor sorpresa es la comida, no solo los dulces; todos los alimentos, las Mezes (entradas) son variadas, vegetales y aceitadas.
No había comido así tal vez nunca.
Creo que vale la pena darle la vuelta al mundo sólo para encontrar esta comida que además se encuentra en restaurantes pequeños o grandes, lujosos o simples.
El tema va a seguir, los siguientes capitulos no pierden este tema principal que además es sazonado por el romper de platos y un idioma que se parece mucho al nuestro.

Por ahora la ciudad es suficiente, siguiente paso Cappadokia.

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