Beijing fue sin duda el climax del viaje desconocido por Asia.
La lejanía cultural ya no fué la misma hacia el Sureste, sólo a 5hrs en tren bala cuando llegué a Shanghai.
Sólo un fin de semana en una ciudad enorme y modernísima, en donde los Chinos decidieron hacer su puerta al mundo y mezclaron Londres con Nueva York y se mandaron a hacer su capital económica.
Shanghai, Yu Garden, The Bund y el Moca
Dejé de sentir la lejanía cultural, que fatiga, pero sentí como nunca el cansancio del hostal, la litera y el baño compartido. Así que me fuí a un hotel de cadena. Un IBIS, que es usualmente el McDonalds de los hoteles. Sabes lo que recibes aunque sea mediocre.
Bueno pues tuve mala suerte, fue como un McDonalds de Paris. Asqueroso.
Tuve que lidiar con un cuarto que olía terrible a cigarro, obras de renovación en mi piso a las 7am de un domingo y un servicio nulo en recepción. Mi conciencia de viajero me obligó ya a poner un review terrible en Tripadvisor y quejarme en el sitio de la cadena.
Yu Garden
Pues el hotel esta justamente en la única zona turística que cuenta las hiistorias del interior del país. Pagodas, un parque lindo y mucho comercio.
Nada nuevo la verdad, supongo que los visitantes de negocios lo encuentran simpático y bonito pero después de dos meses de Pagodas es bastante pobre y prostituído. En varios sentidos por cierto. Acá hay por todos lados atrapa-turistas que después de su entrenamiento en la Costera de Acapulco cambiaron el «Chicas Chicas!» Por un rapidísimo «gerls gerls».
The Bund
El centro magnético de la ciudad es el agua. El río.
Todas las fotos, los restaurantes, los bares y los malls están cerca del río. Hay una gran zona histórica de edificios bien cuidados, bancos y hoteles de lujo que sigue la línea del río seguramente copiando a Londres.
El calor es terrible, como en todos lados, pero acá la cercanía con el mar trae un viento fuerte muy rico que obviamente es más fuerte en las zonas del río.
Intenté caminatas en otras zonas de la ciudad; en la concesión Francesa, el Parque del Pueblo o la calle peatonal de Nanjing pero siempre es mejor ir al río, ver el atardecer y tomar algo refrescado por el viento.
Ese fué el caso varías veces y en una de ellas tuve la suerte de ser invitado por Santiago, el segundo del viaje, Argentino, que me invitó a tomar una cerveza con su novia Mexicana Ale y un par de amigos pasamos un atardecer genial del lado de Pudong (la zona nueva con edificios futuristas) para terminar por cruzar de regreso en un ferry.
Una segunda ocasión, de despedida me volvieron a llevar pero ahora a un bar Muy lindo en el techo del Hotel Indigo después de cenar de nuevo Dim Sum de primera. Es lindo conocer gente en el viaje, como una gran amiga Italiana me dijo; lo que quedará del viaje son las experiencias humanas, no las piedras que pude ver.
En general la ciudad no tiene gran cosa, es moderna y todo es muy «nuevo». Entonces si vamos a estar en un lugar moderno, vayamos al final del ejercicio.
MoCA – Museo de Arte Moderno de Shanghai
En el parque del Pueblo que funciona un poco como parque central hay bastante tráfico y está animado. Incluso hay una sección completa donde se congregan adultos y ponen sobre el piso o encima de sombrillas unas hojas con letras, a veces con fotos de personas.
Hay muchos, unos doscientos.
Obviamente yo no entendía lo que decían pero la verdad pensaba que eran descripciones de personas pérdidas o desaparecidas.
Pues no! Esos son papas de jóvenes que no encuentran pareja y van ahí a «promoverlos».
Aparentemente los hijos trabajan tanto que no tienen vida privada y así encuentran con quién casarse. Otro mundo pues.
Muy cerquita de ahí esta la cúpula de vidrio poligonal que da espacio al museo. Por fuera es medio feo y como está entre árboles, un poco sucio.
La verdad me animé por el aire acondicionado. Ja!
Ya dentro descubrí una exposición que se llama Revel, que celebraba el 8vo aniversario del museo y que teóricamente es inspirada por la rebelión.
Pués debo de decir que muy buena. Me encantó.
Por obvias razones es una rebelión acotada y muy China entonces no tiene tintes políticos y eso la hace refrescante.
Cuadros, esculturas y animaciones simpáticas y divertidas.
Creo que al final, en su cultura laboral tan extrema, los Chinos encuentran la diversión como un signo de Rebelión.
Imaginen que una de las obras era confeti de periódico. Y uno podía simplemente tirárselo encima!
Una kermesse debe ser para Shanghai toda una revolución!
Adiós China, salgo de Shanghai en el Maglev, tren bala totalmente magnético que me lleva al aeropuerto a más de 300kms por hora a paso de canguro veloz con destino hacia abajo en el mapa.
Muy abajo.
Down under.