Tango en la Plaza

Museo Nacional, Plaza Tiananmen, Ciudad Prohibida y Che Diego

Los templos religiosos son generalmente grandes, para que el visitante se sienta pequeño frente a la presencia de la Deidad a la que visitan.
«Hasta que un hombre no es nada, Dios no puede hacer nada con él» dijo Lutero.
Pues en un país que en su etapa final, todavía sin finalizar dejó lejos las religiones para apegarse a las creencias también socialistas de un humano como Mao Tse-Tung es por que verdaderamente le profesaron una fé enorme y él, en la plaza Tiananmen creó su catedral.

Esta es la plaza más grande del mundo, muy similar en estructura al Zocalo o la Bolivar, sólo que no hay un Palacio Nacional, sino una gigantezca Ciudad Prohibida, tampoco una Catedral sino el Museo Nacional más grande que haya visto; tampoco hay un Ayuntamiento o una Suprema Corte sino la sede del Partido Socialista y ningun otro tiene embalsamado a su gran lider en la cuarta cara.

La Plaza Tiananmen
Este epicentro de China es imponente, una plaza inmensa pero al mismo tiempo muy ordenada. La lluvia me espantó el primer día que me acerqué, era tarde y los «Atrapa Turistas» no me dejaban en paz.

En Beijing, a pesar de ser una ciudad muy segura, hay la permanente presencia de Chinos que te transan en la zona del centro. Te hablan en inglés, te dicen que están aprendiendo en una escuela y que si te tomas un Té con ellos. Te llevan a un lugar y de pronto un par de tazas te salen en 300 dolares. Ahí de tí si no pagas.

Entonces decidí llegar más temprano pero igual a las nueva de la mañana ya estaba todo lleno. Me resigné y me formé en la fila del museo nacional.
En China, no hay fila. Hay bola.
Uno se forma, algunos otros te siguen el ejemplo pero la mayoría decide que la fila es muy larga y simplemente se le meten al primero que pueden. Incluso en manada familiar. Como buenos robots nadie se queja.

Después de casi una hora y ser un poco discriminado en el acceso por tener que pasar un filtro adicional de seguridad y mostrar mi pasaporte para ser escaneado, entré directamente al piso principal. Ah, sin pagar. Es gratis.

Francamente majestuoso. Muy alto, muy moderno, limpio y lujoso en acabados.
Creo que este museo fue creado con la esperanza o incluso el plan de recobrar todo lo que se llevaron a Taiwan porque esta francamente vacío.
La antigua China esta en el fondo y es difícil de entender y un poco aburrida.

Evidentemente, el centro del museo es una sala fantástica en el centro que está dedicada enteramente a Mao. Todas son grandes y muy bien logradas piezas de momentos gloriosos de su vida.
Mi visión a-politica y esceptica de los gobiernos no me dejan criticar de fondo lo que ví ahí. Solo la forma.
Y para ser honesto, la manera de presentar a su ídolo es mucho más inteligente, cercana y humana que en Latinoamérica.
El tipo esta siempre bien vestido aunque de forma sencilla y sistemáticamente sus allegados están hablándole y él los escucha con una sonrisa en la boca.

Cuando uno lee lo que logró con este país tan grande, con tantas etnias, lenguas e historias; hay que aceptar que el tipo fue muy bueno.

Finalmente, en un extremo, esta distribuido en varios pisos, la colección del renacimiento que explica el comunismo y cómo salvó al país de tantas dinastías tan malas. Menos calidad en esta parte, mucho más demagógica.

Hay «bichos» interesantes en este lugar porque a pesar de ser el epicentro del epicentro del socialismo exitoso y del control gubernamental, en la librería enmedio de una enorme colección de Marx, Mao y toda la historia moderna de China está el libro biográfico de Steve Jobs. (?!)
También hay algo lindo. Una colección temporal del Museo Quai Branly de Paris (uno de mis favoritos) el cual habla de las mascaras y su importancia en las culturas del mundo.
La mascara central de la exposición es un Jaguar Maya fantástico.

Ciudad Prohibida
Los templos, casas y palacios de esta verdadera Ciudad que estuvo lejos del pueblo por tantos años, ahora sólo cuesta 15 Yuanes y mucha paciencia.
Simplemente demasiada gente. Desde la plaza se ve el río humano debajo de la foto de Mao y espanta pero cuando uno pasa la primer puerta se ve la realidad de las miles y miles de personas que están ahí en progresión a entrar.
Voy a ser muy honesto, esta parte me llegó muy tarde en el viaje a China. Fuí incapaz de formarme, comprar el boleto y pasearla toda.
En lugar de eso decidí irme a la taquilla lateral y entré al templo ancestral del Emperador Ming que tiene un gran paseo tranquilo todo cubierto por cipreses. Sólo van los muy curiosos o en el acceso al palacio hay novias sacándose fotos en turnos.

Mi aventura en Beijing termina de manera curiosa. Santiago mi amigo Uruguayo me invitó a tomar un drink con sus amigos Argentinos a quienes encontré en un restaurant llamado Che Diego en una zona de corporativos. Javier, Nicolás y Santiago son Argentinos pero ya con años en Beijing y están verdaderamente amañados. Hablán chino muy bien, algunos con novia local (aparentemente hay algo que se llama la Fiebre Amarilla, imagínense) pero latinoamericanos al fín.
Tomamos unas Quilmes, me comí un Buen Bife, hice nuevos amigos e incluso me tocó un show de primera calidad de Tango que protagonizaron un Argentino con una Rusa.
Este nuevo amigo Santiago, el Argentino, ahora vive en Shanghai y tiene novia Mexicana. Quedamos de vernos allá, que es mi siguiente paso.Este mundo sin duda es demasiado pequeño.

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3 Respuestas a “Tango en la Plaza

  1. Al día compadre. Como sientes esa idea de retracción en esos pueblos víctimas ( o no) del comunismo en esta fase de apertura social y económica? Fue algo que me sorprendió mucho ahora en mi viaje a Rusia… Parecieran quedar muchas secuelas que aún requieren de un par de generaciones más para superarlo…

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