Hong Kong
Lejanos parecen los días de Japón. Aquel país ordenado, limpio e increíblemente educado.
Me subí por primera vez a All Nippon Airways (ANA) que sólo con una sonrisa, que me enseñaron los años de viaje ejecutivo, me otorgó un lugar en salida de emergencia.
Perfecto servicio, como en todo Japón y llegué sin contratiempos a Hong Kong para hacer mi conexión, con tiempo de sobra, a Taipei en un vuelo de Tiger Airways.
La chica de la aerolínea tuvo bien a contradecirme.
A pesar de haberlo checado en alguna página web, por lo visto erronea, necesito como mexicano una visa para llegar allá.
Demonios!!
Hong Kong
No hay como llegar en viernes en la tarde, previo al fin de semana de un carnaval del Dragón a una ciudad turística como Hong Kong.
Caos total.
Sin salir del aeropuerto y después de implorar que me dejaran subir al avión, encontré un hotspot de wi-fi y busqué hostales. Nada.
Lo mejor que había disponible andaba por debajo del 75% de ranking de aprobación. Bueno, será el New International Hostel. En Chunk King Mansions. Suena bien no?
Inmediatamente me encamino a un bus que recomienda el mismo hostal, saco dinero de un ATM Citibank (wow! De vuelta al mundo occidental!) y camino a la salida.
Ríos. Mares. Tormentas…
De gente.
El volumen de personas saliendo del aeropuerto es increíble. He viajado por casi todos los países de América y Europa y nunca vi nada similar.
Salen trenes, una decena de rutas de bus, taxis hacia la ciudad y aquello no se detiene. Mi bus era versión turística, de doble piso, pero solo para llevar al doble de gente, que además viaja con muchas maletas. Vacías.
Lo interesante además es que la gente tiene cualquier tipo de procedencia. Chinos, Coreanos, Indo-Pakistaní, Sudoeste y uno que otro blanquito por ahí.
Para los pocos que me leen que no son Mexicanos, deberán saber que el mío es uno de los pocos países del mundo en donde la inmigración ha sido casi totalmente negativa.
No tenemos realmente la costumbre de ver más que occidentales blancos o morenos. La raza negra es casi inexistente y muy poquitos asiáticos que se mezclan rápidamente. Entonces, a pesar de haber pasado por Singapore y Malasya es una experiencia nueva e interesante.
La llegada a la ciudad, de nuevo, es anti-paradigmática. Esperaba la llegada a una ciudad modernísima, con edificios pulcrísimos y gigantes como Singapore y en cambio me encuentro con un nivel de contraste casi obsceno en donde sí que están los nuevos pero rodeados de cientos de edificaciones viejas, sucias y desordenadas.
Recuerdan el inicio de la película Wall-e? Cuando el robot esta solo haciendo cuadritos de basura entre edificios abandonados? Así.
Solo que él llevaba años sin ver a nadie y aquí estos edificios están atestados de gente. En un ir y venir alucinante.
Llego a mi parada y trato de encontrar el edificio de mi hostal que está en la calle principal de Kowloon, «Nathan Street» pero antes de poder pensar llegaron tres sujetos del medio oriente a ofrecerme alojamiento, Rolex falsos o cámaras Canon. A todo volumen, casi enojados porque mi primer instinto fue sólo decir que no y quitarme de ahí.
Lo único que logré fué hacerlos enojar, recibir insultos leves y comenzar a atender al siguiente grupo de tres que estaba cinco metros más abajo.
Eventualmente caminé más rápido y saqué el ipad donde tenía el detalle de la dirección porque ya estaba ahí y no veía ningún hotel!
Bueno, pues entre dos casas de cambio y una tienda de cámaras, todas llenas de neones y luces, estaba la entrada a uno de esos edificios feos, con la misma dirección de mi hostal. Ouch!
Finalmente subí a un ascensor, al piso 11 y ahí encontré una recepción de dos metros cuadrados con una chinita cantonesa francamente simpática que me dijo que no tenía mi reservación ni mi cuarto, que fueramos a ver a su jefa.
En el piso 15, su jefa, una señora china gorda, simpática y con mucho tinte en el cabello me explicó con un inglés francamente tropicalizado que no me preocupara y que con el mail que yo tenía en el ipad se conformaba.
La chica me llevó a mi cuarto, abrí la puerta y caí en mi cama.
Literal.
Sólo cabía la cama, el espacio para abrir la puerta por dentro y la entrada al baño. Este era bastante versatil; el único movimiento posible era el de rotación. Y en ese espacio podía hacer todo lo que se hace en un baño.
La ducha estaba encima del inodoro y para bañarse había que abrir las piernas un poquito para esquivarlo.
Ni voy a hablar de lo que implican otras acciones teniendo los fémures que tengo.
No voy a mentir, estaba asustado.
Mi ejecutivo expatriado (que sigo llevando encima del hombro derecho) me gritaba que corriera a un hotel de 500usd la noche; que me subiera a un avión a otro lado o que simplemente gritara.
Decidí escuchar al aventurero oxidado que me trajo hasta aquí y até mi backpack a la cama (por debajo) y me salí a caminar.
No puedo contar mucho más. El fin de semana transcurrió conmigo caminando en la enorme ciudad esquivando vendedores, leyendo mucho (no encontré nada chino, leo «The Redbreast» de Jo Nesbro) y descubriendo los recovecos sucios y limpios de la «ciudad del pecado».
Siempre viajen con un libro, si las cosas no salen bien, lo peor que puede pasar es sentarse y leer por horas.
Mi viaje está pensado para buscar tranquilo dentro de mi y definir el futuro de mi vida pero aquí hay demasiado ruido. Demasiado comercio y una fuerte ausencia de materia y educación.
Después de pasar por Oaxaca y Japón, no logro evitar reírme en mis adentros cuando reiteradamente aparece el ídolo histórico nacional; Bruce Lee.
No me malentiendan, es una impresionante mezcla de culturas, máquina económica y centro de desarrollo pero no me gusta tanto ni es el mejor momento.
Hoy mejoró bastante la situación, también los viajes son para reencontrar amigos y pasé el día en la isla de Hong Kong en la zona financiera con Alejandro Valencia, mi amigo Colombiano que es vecino en Shenzen y que toleró todo el día mi necesidad urgente de dicharachear con alguién después de tantos días de silencio, todo al calor de unas cervezas.
También ya pude dejar mi pasaporte en una «agencia» y mañana me lo regresan armadito con una visa para China; pasado mañana sacaré la de Taiwan y quedaré listo para seguir viajando.
No me voy a conformar, ya tengo un buen plan de visitas a lugares menos frecuentados porque aparentemente este es un gran destino de Hiking en las montañas y hoy ya me cambié al hostal que reservé originalmente; tiene mucho mejor pinta y me puedo bañar de manera más ortodoxa.
El baño con posiciones de kung-fu no es lo mío.
Buen relato =) me llamo la atención lo del Visado a China, ¿es muy engorroso el tramite? yo debo hacer lo mismo ( en Seoul no esta siendo fácil realizar el tramite)
Hola,
El tramite es trivial, sólo es cuestión de pagar.
Solo dejé en la recepción del hostal el pasaporte, sin otro documento o información y lo recibí con el visado al otro día. Una sola entrada, 30 días de duración, 750 HKD.
Bastante más complicado el de Taiwan. Hace falta presentar estados de cuenta y boletos de ida y vuelta. También llenar un formulario por internet.
Pero ya tengo las dos y salgo mañana para Taiwan!
Súper!!! éxito en Taiwan =) yo estaba un tanto complicada creí que el tramite duraba un poco más después del color que le ponen en Seoul. (30 días de duración será el máximo?) Yo estoy pronta a salir a jeju Island. estaré atenta a tus nuevos relatos y datos !! gracias por la respuesta =)
Estimado Pacheco: en sólo dos horas he tenido la oportunidad de acompañarte por casi 20 días de travesía. No con las dificultades vividas pero a la luz de unos buenos vinos como los que sabíamos compartir en Bogotá y al calor del hogar. Espero que nos veamos pronto en estas aventuras tan bacanas. Mañana seguiré tratando de ponerme al día para que ahora si, podamos vivir casi en vivo estas buenas historias.
Un abrazo mi amigo.
John