Geishas bajo la lluvia

Roppongi, Kyoto y el Templo Dorado (Kinkaku-ji)

Temporada de lluvias declarada.
Insistente lluvia en Tokio que me quita las esperanzas de ver el Monte Fuji y me obliga a quedarme en la ciudad.
Ya habiendo cumplido la visita a la mayoría de las zonas recomendadas por las guías me paso la tarde en Roppongi, zona comercial no lejana de Shibuya. Aparentemente es la zona de bares y fiesta pero solo, de día y con lluvia, no es ideal. Además está lleno de tiendas.

Tal vez mi cuota de visitas a tiendas de moda y cosméticos se cubrió con superavit en mi vida pasada y no hago más que divagar entre edificios de oficinas y comercio moderno.
Fuera de eso hay que aceptar de nuevo que los Japoneses van hasta el final del ejercicio en cuanto a urbanismo y desarrollo.

Kyoto
Después de 2hrs30 de tren de carreras sin realmente nunca dejar de ver zonas urbanas llego a Kyoto.

Muy cerca de la estación está el hostal reservado por internet el cual merece una mención. PIECE Hostel Kyoto es espacioso, nuevo, moderno, con un bar y con todo organizado y limpio.
A pesar de dormir en una litera en un cuarto mixto de 18 personas duermo a pierna suelta, especialmente después de la caminata de tarde por esta ciudad que inmediatamente se muestra diferente a la macro urbe.
Kyoto tiene una talla más humana, pueblerina y hasta cercana.
La absoluta seguridad y el nivel de educación no cambia entonces uno se siente cómodo instantáneamente.

Al salir del hostal y cruzar la central ferroviaria encuentro otro templo más y en la afueras un par de grullas bien grandes paseándose.
A pesar de ser un ave un poco fea, grisacea y hocicona es impresionante.
La razón de su paseo llega poco después cuando veo a una señora que de una bolsa está alimentándolas con pescaditos y al observarla rápido me comienza a hablar.
Seguro me habló viéndome a los ojos durante un minuto, que parece poco pero son bastantes palabras. En un gesto veo que cae en cuenta mi desconexión con la plática aunque tengo una sonrisa en mi boca y me hace una obvia pregunta que termina con algo que suena como «japonés»
Pues mi respuesta negativa y mi frase «No japanese!» parece que hubiera sido lo contrario y ahora habla más pero usa las manos para hacerlo más figurativo.
Me explicó que nadie les da de comer, que son desconfiadas y que a ella ya la conocen.
Soy un extraterrestre para ella y con la capacida de comunicarme de un bebé.
Eso sí, después de un rato, agotada nuestra relación, me despido con un Arigato Gosaima y a cambio recibo de regalo, una sonrisa genial!

En el hostal hay mucho hispano-parlante, claro mexicanos pero también un Uruguayo y unos italianos.
Durante el desayuno converso con ellos y quedo en salir con ellos a visitar la ciudad.

Templo del Pabellón Dorado – Kinkaku-ji

Una mujer en la terminal de trenes de Tokyo quién, en la oficina de turismo, me dio información de Kyoto, me dijo que corría el riesgo de Templitis.
Demasiado templo, todos iguales.
Y es porque lo que vi en Nikko, Kamakura y Tokyo es solo una fracción de lo que hay acá. Entonces me tenía que asegurar de ver el que a ella le gusta más.
Porqué? Porque está hecho de oro.

Templo construído en 1382 en el corazón del periodo de diseño Muromachi, que es el que todos reconocemos porque no solo se enfoca en edificios sino en sus jardines y el equilibrios que logran juntos.
Este Kinkaku-Ji es verdaderamente impresionante. Y la manera que tienen los Japoneses de cuidar el entorno y la «presentación» del templo también. A pesar de que hay miles de personas entrando al santuario, caminando, y tomándose fotos; todo está dispuesto de tal manera que observarlo sigue siendo disfrutable, siempre hay de donde fotografiarlo solo y la multitud no incomoda.
Es un milagro que un templo de madera bañado en oro haya sobrevivido cientos de años pasando por terremotos, bombardeos y diferentes gobiernos.

Mercado de comida Nishiki – Kyoto
Bajando un poco la guardia después de más de una semana solo, me dejo ser guíado por mis nuevos acompañantes que llevan varios días en la ciudad y tomamos un bus hacia el centro. Ahí, entre calles angostas, una de ellas ya techada, se convierte en un mercado/calle de alimentos y restaurantes que después de unas 9 o 10 cuadras desemboca a otra igual pero perpendicular en donde se venden mercancias generales.

El mercado tiene encanto, cada uno de los locales busca mostrar un toque especial y se vuelve colorido e interesante a pesar de que sigue siendo ordenado y limpio (comparado con el resto del mundo).
Mis compañeros van de puesto en puesto comiendo y descubriendo la comida exótica japonesa, cientos de frituras, pescaditos y especias que tienen olores que nunca había sentido.
Mi caso, es diferente. Desgraciadamente en algún momento de mi vida desarrollé una alergia a los moluscos y mi cuerpo se defiende de probar todas estas cosas, sobre todo por mi incapacidad de averiguar de qué están hechas y me mantengo con un reiterante reflejo de nausea. Nada grave pero omnipresente.
Eventualmente entramos a un restaurant tradicional y un grupo de meseras con carita de caricatura japonesa vestidas de kimono sufrieron tomándonos la órden para finalmente servirnos a la mayoría una sopa Udon que esta compuesta por pasta de pescado, noodles, vegetales y en el fondo una cosa que se llama Mochi. Esto es una especie de chicle grandote que hay que jalar con los palillos, atrapar con la boca y morder a discreción.
No soy fan.
Por el contrario y a contracorriente de mi vida, el té verde que fluye por las mesas y que parece ser la única bebida disponible es muy rico.
Pienso que si en México se prohibieran los refrescos y la gente solo tomara té, el país estaría mejor.

Gion – Distrito de las Geishas
Después de caminar largo tiempo por el mercado de mercancias y romper la ley tomando un helado. (Está mal comer caminando) nos armamos de valor para salir a la lluvia y caminar al distrito de las geishas, no muy lejos de ahí.
Aparentemente hay una temporada por región en donde se pueden ver espectáculos y shows de Geishas pero Santiago mi nuevo amigo Uruguayo tenía información de un restaurant que tiene esto de manera permanente.
Llegamos rápidamente al lugar, una casa Ryokan muy linda y con nuestra cara de mochileros entramos a la recepción del lugar.
Yo vi claramente que una pareja elegante que iba de salida nos miró un poco raro.
Pues después de preguntar por una mesa para sentarnos, según nosotros, a tomar algo recibimos una negativa por la ausencia de una reservación.
Itso-facto comenzaron a tratar de reservar mientras yo comencé a leer un poster que describía la cena del lugar.
Dinner – Geisha show – ¥180,000 (w/o Sake)
Eso es como 200 dólares. (Sin tragos!!)
Entonces interrumpí a mis compañeros dando información adicional y obviamente salimos bastante más rápido de lo que entramos. Ouch!Dejaré las Geishas para la próxima ocasión, seguro en ese tendré de nuevo trabajo y no estará lloviendo.

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4 Respuestas a “Geishas bajo la lluvia

  1. ¿Es mi imaginación o perdimos un o dos días? Que bueno que encontraste chavos con quien hablar (eras el más grande? es dificil calcular su edad en las fotos). A pesar de que el silencio es maravilloso, creo que el contacto humano es excelente. Como va Murakami?

  2. No se perdieron días, sólo me atrasé. =P
    Pero hoy en el tren avancé bastante y esta semana estará más intensa!!
    Equilibrio. A eso vine.
    Por eso estoy balanceando entre los viajes solo y acompañado porque las experiencias humanas son tal vez las más importantes.
    Murakami se acabó por ahora. Estoy en búsqueda de un título nuevo. Idealmente con relación a China.
    Alguna idea? (Debe estar en Itunes)

    Obvio soy el más viejo!

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